Es una actividad recomendada para todas las etapas de la vida. En principio durante la infancia y la adolescencia, su práctica puede ser recomendada no sólo como modo de ejercitación sino también para propiciar un crecimiento más armónico del cuerpo.

De este modo, se estará acostumbrando al cuerpo a mover en un ambiente que no le es el natural, el acuático. Un desarrollo de la espalda más pronunciado es muy probable si se practica natación durante la adolescencia, una mejor postura estará asegurada, así como también una musculatura más contorneada.